El esfuerzo es necesario para cualquier ejercitación; la disciplina es inevitable. Esfuerzo y disciplina deben asumirse libre y conscientemente. El esfuerzo es energía canalizada hacia un logro que exige una ejercitación. Sin esfuerzo, no hay avance interior; sin esfuerzo nadie puede poner en marcha todos sus recursos internos y mejorar su mente y sus emociones. Cuanto más firme es la motivación, más fácilmente devendrá el esfuerzo y más se prosperará en la disciplina llevada a cabo.
Buda, hacía referencia a cuatro Esfuerzos, que resultan muy importantes para cambiar la psiquis, purificar la mente y seguir la senda del noble arte de vivir. Estos cuatro esfuerzos conducen al equilibrio de la mente y el sosiego del espíritu. Son de una extraordinaria eficacia y deben aplicarse con tesón y asiduidad, para así cambiar los hábitos negativos de la mente y promover los positivos.
El esfuerzo POR IMPEDIR consiste en esforzarnos por impedir que se produzcan en la mente estados insanos y perniciosos (odio, avidez, rencor, celos, envidia...)
El esfuerzo POR ALEJAR es el que se desarrolla para ahuyentar los estados insanos y perniciosos ya surgidos, poniendo especial empeño en desalojarlos de la mente.
El esfuerzo POR CULTIVAR es el que se despliega para generar en la mente estados provechosos y beneficiosos que antes no habían brotado en la misma, tales como amor, generosidad, sosiego, benevolencia, contento, equanimidad....
El esfuerzo POR FOMENTAR es el que se lleva a cabo para afirmar e intensificar los estados sanos y beneficiosos que ya están en la mente, desarrollándolos tanto como se pueda.
Siempre es conveniente relacionarnos con personas bondadosas y amables, entrar en contacto tanto como podamos con la naturaleza, cultivar lecturas que nos inspiren e inviten al sosiego interior y practicar asiduamente la meditación para poder descubrir nuestra dimensión interior y sustraernos a las influencias nocivas del entorno.
El grano de arroz, del libro de la Serenidad de Ramiro A. Calle