miércoles, 13 de febrero de 2013

El Silencio que habla




Cuando pierdes contacto con la quietud interior, pierdes contacto contigo mismo. Cuando pierdes contacto contigo mismo, te pierdes en el mundo.

Tu sentido más interno de tí mismo, tu sentido de quién eres, es inseparable de la quietud. Ése es el Yo Soy, que es más profundo que el nombre y la forma.

La verdadera inteligencia actúa silenciosamente. Es en la quietud donde encontramos la creatividad y la solución a los problemas.

Cuando miras un árbol o un ser humano desde la quietud, ¿quién está mirando?. Algo más profundo que la persona. La conciencia está mirando a su creación.

En la Biblia se dice que Dios creó el mundo y vio que era bueno. Eso es lo que ves cuando miras sin pensamiento, desde la quietud.

Cuando estés inmerso en el pensamiento convulsivo, estás evitando lo que es. No quieres estar donde estás: Aquí, Ahora.

El reino de la conciencia es mucho más vasto de lo que el pensamiento puede entender. Cuando dejes de creerte todo lo que piensas, sales del pensamiento y ves con claridad que el pensador no es quién tú eres.

La mente busca alimento incesantemente, y no sólo para el pensamiento; está buscando alimento para su identidad, para su sentido del yo. Así es como el ego ( el yo separado ) viene a la existencia y se recrea continuamente a sí mismo.

El sentido del yo característico del ego, necesita el conflicto, porque su identidad separada se fortalece al luchar contra esto o contra lo otro, y al demostrar que esto soy "yo" y eso no soy "yo".

Cuando se mira superficialmente, parece que el momento presente es uno entre muchos, muchos momentos. Cada día de tu vida parece estar compuesto por miles de momentos en los que ocurren distintas cosas. Pero, si miras más a fondo, ¿no hay siempre un único momento?. ¿No es la vida siempre "este momento"?.

Este momento - El Ahora - es la única cosa de la que nunca puedes escapar, el único factor constante en tu vida, hay una cosa segura: siempre es Ahora.

Cuando te haces amigo del momento presente, te sientes en casa donde quieras que estés. Si no te sientes cómodo en el Ahora, te sentirás incómodo donde quieras que vayas.

Yo no soy mis pensamientos, mis emociones, mis percepciones sensoriales y experiencias. Yo no soy el contenido de mi vida. Yo soy Vida. Yo soy el espacio en el que ocurren todas las cosas. Yo soy Conciencia. Yo soy el Ahora. Yo Soy.

No puedes encontrarte a tí mismo en el pasado o en el futuro. El único lugar donde puedes encontrarte es en el Ahora.

Todas las cosas naturales, además de estar unificadas consigo mismas, están unificadas con la totalidad. No se han apartado del entramado de la totalidad reclamando una existencia separada: "yo" y el resto del Universo. La contemplación de la naturaleza puede liberarte del "yo", el gran creador de conflictos.

Necesitas que la naturaleza te enseñe y te ayude a reconectar con tu Ser. Pero tú no eres el único necesitado, ella también te necesita a tí. No estás separado de la naturaleza. Todos somos parte de la Vida Una que se manifiesta en incontables formas en el todo el Universo, formas que están, todas ellas, completamente interconectadas.

Cuando reconoces la santidad, la belleza, la increíble quietud y dignidad en las que una flor o un árbol existen, tú añades algo a esa flor o a ese árbol. A través de tu reconocimiento, tu conciencia, la naturaleza llega a conocerse a sí misma. ¡ Alcanza a conocer su propia belleza y sacralidad a través de tí !.

Un gran espacio silencioso contiene en su abrazo la totalidad del mundo natural. Y también te contiene a tí.

La naturaleza puede llevarte a la quietud. Ése es su regalo para tí. Cuando percibes la naturaleza y te unes a ella en el campo de la quietud, éste se llena de tu conciencia. Ése es tu regalo a la naturaleza.

La muerte no es lo contrario de la vida. La vida no tiene opuesto. Lo opuesto de la muerte es el nacimiento. La vida es eterna.

Eckhart Tolle


Después de un largo y duro día de trabajo, he llegado a casa, agotada....me he puesto los botines y me he ido a pasear por el pueblo, a ritmo no muy ligero; necesitaba estirar las piernas, respirar aire puro y "AQUIETARME".

He cenado algo ligero, me he sentado en el sofá y he abierto mi correo. Cuál ha sido mi sorpresa cuando leo el asunto: "El Silencio que habla" y me he alegrado cuando la persona que me lo enviaba, un buen amigo, añadía: " No dejes de verlo y hazlo en un momento de calma. MERECE LA PENA !!! "

Y de veras que ha merecido la pena leerlo, tanto es así, que por su contenido, no he podido resisitirme a compartirlo en este medio. Hacía solo una semana que tuve el libro entre mis manos, en una librería de la calle Luis Montoto, lo recuerdo ahora, como una anécdota, buscaba un regalo para una persona especial y al final me hacen a mí este regalo, ¡¡¡ curiosidades de la vida !!!. Gracias J.M.




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